La sombra no es ignorancia, es indeterminación narrativa. No es que no sepamos quiénes somos: es que hay partes de nosotros que aún no han sido narradas con compasión. Y mientras no se narran, duelen. Se actúan. Se repiten.
Del fuego de 1666 nació la transfusión; del dolor, el conocimiento; del pecado, la narrativa. Los números no solo marcan el tiempo: revelan verdades. A veces arder es el primer paso hacia la redención.
El dolor no es solo síntoma: es materia prima ética. Este blog explora cómo se transforma y comparte a través del Filtro de Identidad Narrativa y la Synalgia, trazando un mapa para repensar lo humano desde la tensión y la conexión.
Hay vacíos que no se llenan comiendo, consumiendo o queriendo más. Solo nombrándolos.